La reforma del seguro de auto obligatorio cambia las indemnizaciones, refuerza la transparencia de las aseguradoras y mejora la protección de las víctimas
Las grandes dudas del momento
La reforma del seguro de auto ha llegado sin grandes titulares, pero su impacto es mucho mayor del que parece. Afecta a cualquiera que conduzca, viaje de copiloto o simplemente cruce un paso de peatones. Y es que esta reforma toca el corazón de algo tan cotidiano como coger el coche para ir a trabajar, llevar a los niños al colegio o hacer la compra un lunes por la tarde.
En realidad, este nuevo escenario normativo en materia de circulación también afecta a los conductores de patinete o de maquinaria agrícola. A partir de enero del 2026, cuestiones como quién paga qué, cómo se calculan las indemnizaciones o qué obligaciones tiene realmente una aseguradora variarán de forma sustancial. Y conviene entender por qué.
Para muchas personas, la reforma del seguro de auto va a convertirse en ese cambio silencioso que puede marcar una diferencia enorme en el momento más delicado: un accidente, una lesión, una reclamación que no sabes por dónde arrancar… Por eso vale tanto la pena detenerse un momento y explicarlo con calma.
¿Qué ha cambiado realmente con la reforma del seguro de auto?
La modificación de la que estamos hablando afecta a la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, un texto que llevaba años pidiendo aire fresco. Conducimos distinto, nos movemos distinto y, sobre todo, convivimos con vehículos y formas de movilidad que hace dos décadas ni imaginábamos.
La reforma del seguro de auto, por fin, intenta ponerse al día con esa realidad: mejorar la protección de las víctimas, armonizar el sistema con Europa y obligar a las aseguradoras a actuar con más transparencia.
Desde el Área de Derecho Público de Lex Hoy lo explican sin rodeos: «La reforma del seguro de auto intenta corregir un desfase evidente entre la norma y los tipos de accidentes que vemos hoy en día. Es una actualización que llega tarde, pero llega bien».
Pensemos un momento en lo que ocurre en cualquier ciudad: patinetes eléctricos zigzagueando entre coches (el seguro obligatorio para patinetes eléctricos será una realidad en breve), bicicletas que comparten calzada, flotas de carsharing entrando y saliendo a todas horas y un volumen creciente de turistas circulando con matrículas extranjeras.
Cada una de estas situaciones genera escenarios nuevos en los que las reglas antiguas ya no servían.
Un Baremo más humano y más ajustado a lo que viven de verdad las víctimas
Uno de los cambios más profundos de esta reforma del seguro de auto tiene que ver con el Baremo de indemnizaciones. Y aquí conviene detenerse, porque el Baremo no es solo un conjunto de tablas: es el documento que determina cuánto vale, en términos legales, una lesión, una secuela o una alteración en tu vida cotidiana.
La reforma intenta corregir desequilibrios que se veían a simple vista. Por ejemplo, incorpora nuevas secuelas psicológicas que antes pasaban desapercibidas o se trataban como «añadidos», cuando en realidad pueden ser incluso más duras que la lesión física.
También mejora la compensación por daño moral y reconoce estructuras familiares que durante años quedaron a medio camino: parejas de hecho, familias reconstituidas u hogares separados en los que ambos progenitores tienen un papel activo.
La historia de Sergio es muy ilustrativa. Es repartidor y vive en València. Un día, de camino a entregar un pedido, el coche en el que iba de ocupante sufrió un accidente. Estuvo tres meses sin trabajar y recibió una indemnización que, según el Baremo está a punto de cambiar, apenas cubría una parte de lo que realmente perdió.
A partir de enero próximo, con la nueva normativa en vigor, su situación se valorará de forma más justa porque el Baremo ya no castiga a quienes tienen trabajos con ingresos fluctuantes o más vulnerables.
Como señalan nuestros compañeros de Civil, «por fin estamos ante un Baremo que no mira a los trabajadores precarios como si su pérdida económica fuese menor que la del resto. Esa es una de las mejoras más necesarias de la reforma del seguro de auto obligatorio».
Aseguradoras más vigiladas y con responsabilidades más claras
Durante años, las aseguradoras han tenido un margen amplio para manejar la información del siniestro, decidiendo cuándo entregar informes o cómo justificar una oferta. Esto, en la práctica, dejaba a muchas víctimas en una especie de limbo: no sabían si la indemnización que les ofrecían era correcta, ni tenían datos para rebatirla. La reforma del seguro de auto cambia ese tablero.
Ahora las compañías deben entregar todos los informes médicos y periciales sin rodeos, justificar cualquier cálculo y explicar punto por punto una oferta motivada. Además, si la víctima no está de acuerdo, puede pedir una segunda valoración médica con más facilidad. Y la aseguradora ya no puede limitarse a un «esto es lo que corresponde» sin aportar documentación clara.
Un abogado del equipo de Derecho Público de Lex Hoy lo resume así: «La reforma del seguro de auto obliga a que las aseguradoras jueguen a las cartas boca arriba. No elimina los conflictos, pero por lo menos equilibra la partida».
El Consorcio de Compensación: ahora sí, con un papel más definido
Todos conocemos algún caso cercano en el que el seguro del vehículo no estaba en vigor y nadie lo descubrió hasta que ocurrió un accidente. O situaciones surrealistas en las que el coche parecía asegurado, pero la compañía estaba en quiebra. En esos escenarios, el Consorcio de Compensación ha sido el parche que permitía que la víctima no se quedara sin indemnización… aunque eso implicara enormes cargas para el sistema.
La reforma del seguro de auto intenta poner orden en ese caos. Redefine cuándo debe actuar el Consorcio, aclara responsabilidades y refuerza la obligación del propietario de mantener el seguro al día.
El objetivo es bastante lógico: evitar que el Consorcio actúe por defecto en casos donde debería responder una aseguradora.
En realidad, la nueva normativa es ambiciosa, por cuanto incluye el seguro para vehículos agrícolas e industriales e introduce cambios de gran relevancia en alternativas como el seguro para patinetes.

Se como fuere, en lo que respecta a los vehículos convencionales, un ejemplo muy habitual son los vehículos alquilados. Hace unos meses, una autónoma llamada Reyes alquiló una furgoneta para cubrir una campaña de repartos urgentes. Nadie le advirtió de que el seguro estaba caducado. Tras un golpe leve, el caso acabó en el Consorcio, aunque no era su función. Con la reforma, situaciones así deberían reducirse considerablemente.
Europa mete presión… y España finalmente se ajusta
Otra consecuencia clave de esta reforma del seguro de auto es su alineación con las directivas europeas. Llevábamos años recibiendo toques de atención por diferencias en las coberturas mínimas, en la cooperación entre aseguradoras de distintos países o en la protección de las víctimas en accidentes transfronterizos.
Ahora, por fin, España actualiza estos puntos para que un accidente causado por un coche francés en la Costa Brava se gestione con el mismo rigor que si lo provocara un vehículo nacional. Esto facilita muchísimo las reclamaciones, sobre todo en zonas turísticas donde la mezcla de matrículas es constante durante el verano.
¿A quién afecta realmente esta reforma? Más gente de la que imaginas
Aunque podría parecer un cambio dirigido principalmente a las aseguradoras, lo cierto es que la reforma del seguro de auto se cuela en la vida de muchas personas distintas. Conductores particulares, ocupantes, peatones, ciclistas, repartidores, empresas de transporte… También autónomos que dependen del coche para trabajar, talleres mecánicos que elaboran informes periciales, mediadores del sector y, por supuesto, los operadores jurídicos que trabajan cada día con estos casos.
También afecta a quienes usan coches de alquiler o carsharing, porque la claridad en las responsabilidades será mayor. Y sí, incluso llega a los vehículos agrícolas cuando circulan por vías públicas, aunque no sea el foco principal de la reforma.
Cómo cambia el proceso tras un accidente: lo que notarás de verdad
Aunque el esquema general sigue siendo parecido, la forma de gestionarlo cambia de arriba abajo.
La comunicación del siniestro deberá ser más precisa y rápida. La aseguradora necesita un parte médico claro desde el principio y datos completos del vehículo y del conductor para actuar con agilidad. Ese primer paso, que antes muchos daban por rutinario, se vuelve esencial.
La famosa «oferta motivada» también evoluciona. Ya no puede ser un documento genérico, casi automático, sino que debe incluir una explicación detallada, con informes médicos, cálculos transparentes y justificaciones comprensibles.
La aseguradora debe presentar en un máximo de 3 meses una oferta motivada y desglosada por conceptos, acompañada de los citados informes médicos y periciales que la sustentan. Sin esa documentación, la oferta es inválida y no interrumpe el devengo de intereses de demora.
Si la víctima no está de acuerdo, podría llegar a pedir una segunda valoración, un mecanismo llamado a evitar abusos.
Si finalmente se materializa el desacuerdo formal, los tribunales contarán con una base documental más sólida, algo que agiliza el proceso y reduce la incertidumbre que siempre rodea a estas reclamaciones.
Más reclamaciones, sí; pero también más justicia
Muchos juristas prevén que la reforma del seguro de auto aumente temporalmente el número de litigios. Y es lógico: con nuevos criterios, evaluaciones más amplias y mayores obligaciones para las aseguradoras, es normal que aparezcan interpretaciones diferentes.
Pero esto no debería verse como un problema. Como explican desde el Área de Derecho Público de Lex Hoy, «que aumenten los litigios significa que más personas sienten que pueden defender sus derechos. Y eso, para el sistema, es una buena señal».
Laura, por ejemplo, fue atropellada mientras cruzaba un paso de peatones. Su aseguradora le ofreció una compensación que le generaba muchas dudas, pero no tenía información suficiente para reclamar.
Con la nueva normativa sobre la mano, esa historia habría sido muy distinta. La compañía estaría obligada a entregarle todos los informes, justificando cada euro. Eso, en la práctica, puede cambiarlo todo.
Conclusión: una reforma necesaria que pone el foco en las personas
La reforma del seguro de auto no es un retoque técnico ni una actualización de trámite. Es un giro importante en cómo se protegen los derechos de quienes sufren un accidente y en cómo deben actuar las compañías que los cubren.
Aporta más transparencia, más justicia y, sobre todo, más humanidad a un ámbito en el que no siempre ha sido fácil sentirse escuchado.
Al final, esta reforma nos recuerda algo sencillo: todos podemos necesitar ayuda tras un accidente, y cuando ese momento llega, la claridad y la protección no deberían depender de una interpretación dudosa de la ley, sino de un sistema pensado para responder de verdad.

