viernes, 26 diciembre 2025

Buscador de abogados

Top 5 esta semana

Post relacionados

Responsabilidad civil por el robo de datos de clientes

La responsabilidad civil por el robo de datos de clientes puede generar sanciones, indemnizaciones y daños reputacionales graves para cualquier empresa

La responsabilidad civil por el robo de datos de clientes se ha convertido en una preocupación que ya no distingue entre grandes corporaciones y pequeños negocios. Antes parecía un problema propio de gigantes tecnológicos, pero ahora le puede ocurrir a cualquiera: desde una clínica que gestiona cientos de historiales médicos hasta una tienda online que solo vende desde una habitación de casa.

Y es que, aunque no siempre lo pensemos, cada empresa lleva consigo un pequeño tesoro: la información personal de sus clientes. Un correo, un número de teléfono, una copia del DNI… Basta un descuido para que esa información caiga en manos equivocadas. La responsabilidad de una empresa en el hackeo de datos de clientes no es un tema menor.

Cuando algo así sucede, no solo hablamos de un disgusto: hablamos de sanciones, reclamaciones, responsabilidad económica y una herida reputacional que puede tardar años en cicatrizar. Por eso es tan relevante el interés creciente en entender qué implica realmente la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes. Al final, todos queremos saber qué puede pasar si un día, al abrir la bandeja de entrada, aparece un mensaje inquietante: «Hemos detectado un acceso no autorizado a su información».

El equipo de Tecnología de Lex Hoy lo resume con una frase que, aunque suene contundente, es completamente cierta: «El riesgo cero es imposible, pero las empresas que se preparan son las únicas que pueden defenderse y minimizar daños cuando llega el golpe».

¿Qué significa realmente la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes?

Cuando hablamos de responsabilidad civil por el robo de datos de clientes, nos referimos, en esencia, a la obligación de compensar económicamente a las personas cuyos datos personales han sido expuestos. No importa si el ataque vino de un ciberdelincuente desconocido o de un error interno completamente involuntario: si la empresa no demostró haber sido diligente, tendrá que hacer frente a las consecuencias.

El RGPD y la LOPDGDD son muy claros en este punto. La empresa no solo debe proteger los datos «en teoría»; tiene que demostrar que lo hizo de verdad. Documentar, revisar, formar, anticipar riesgos. Y si no lo hace (o lo hace a medias), las indemnizaciones pueden llegar de forma individual, caso por caso, generando una cascada que desborda incluso a empresas con cierta estructura financiera.

Uno de los ejemplos que más ilustran esta situación ocurrió con una cadena de clínicas estéticas que sufrió un ataque que permitió robar miles de imágenes y datos personales altamente sensibles. Más allá de la sanción millonaria, el verdadero impacto llegó después: decenas y decenas de reclamaciones individuales, cada una con un daño moral distinto, cada una necesitando una atención jurídica concreta y, en la mayoría de los casos, una indemnización.

Como recuerda el equipo de Tecnología de Lex Hoy, la clave está en algo que muchas empresas subestiman: «Es la empresa quien debe probar que actuó correctamente. Si no puede demostrarlo, la balanza se inclina automáticamente en su contra y la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes recae sobre sus hombros».

Amenazas reales: quién roba los datos y por qué cualquier negocio puede ser una víctima perfecta

A veces imaginamos el robo de datos como algo remoto, casi cinematográfico. Un hacker en un sótano, pantallas verdes, algoritmos complejísimos… Pero la verdad es más cotidiana. Los ataques actuales combinan estrategia, observación y, sorprendentemente, una gran dosis de psicología.

Entre los métodos más comunes, aunque en los últimos tiempos ha descendido en volumen en detrimento de otros métodos como el malware, figura el uso de ransomware. El dueño de una pequeña empresa de reformas asturiana se enfrentó hace unas semanas a un incidente de esta naturaleza procedente de algo tan simple como devastador: uno de sus empleados abrió un correo que simulaba a un proveedor de confianza y detonó una tormenta que acabó sacudiendo al conjunto de la empresa.

Ese inocente clic permitió a los actores hostiles infiltrarse en los sistemas de la empresa hasta escalar al sysadmin. A consecuencia de ello, toda la información de la empresa quedó secuestrada e inaccesible para sus legítimos propietarios. Los atacantes no solo exigieron un rescate, sino que amenazaron a la empresa con difundir facturas, datos bancarios y documentación interna.

Ransomware, malware, troyanos… Las amenazas son incontables y por eso es tan relevante entender la dimensión de la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes. Es muy frecuente en todo caso, ya lo veíamos con el ejemplo anterior, que el problema venga de dentro. Y no por mala intención. Basta con que un portátil sin cifrar quede olvidado en un taxi o que un empleado descargue sin querer un archivo contaminado.

Este escenario no es exclusivo de pequeñas empresas o autónomos. En compañías de tamaño medio o grande ocurre más de lo que parece: demasiados dispositivos, demasiadas contraseñas, demasiados accesos.

Y luego están los proveedores externos. Ese CRM que parecía tan útil, esa plataforma de mailing que prometía maravillas… Cuando uno de ellos falla, la brecha acaba salpicando directamente a la empresa que contrató el servicio. Y la responsabilidad, en la mayoría de los casos, también.

El equipo de Tecnología de Lex Hoy insiste mucho en este punto porque lo ve a diario: «El 70 % de los incidentes no se deben a ataques sofisticados, sino a descuidos humanos. La formación práctica y continua suele ser la barrera más eficaz, aunque muchas empresas la siguen relegando».

La responsabilidad legal por delitos informáticos en una empresa es un asunto cada vez más relevante para el presente y futuro de las organizaciones.

Sanciones, reclamaciones e impactos que no se ven: cuánto puede llegar a costar una brecha de seguridad

Cuando una empresa sufre un robo de datos, puede encontrarse navegando dos aguas turbulentas al mismo tiempo: la vía administrativa (las sanciones de la AEPD) y la vía civil (las reclamaciones de los clientes afectados). A veces una es más costosa que la otra; a veces ambas golpean con la misma fuerza. Pero en cualquiera de los dos casos, el resultado suele ser un quebradero de cabeza monumental.

Todos recordamos algunos casos mediáticos: desde grandes operadores telefónicos hasta ayuntamientos que publicaron datos sensibles por error. La AEPD ha impuesto sanciones que superan con holgura los millones de euros. Y, aunque pueda parecer que solo afecta a las grandes marcas, lo cierto es que las empresas pequeñas sufren todavía más, porque carecen de colchones económicos o departamentos jurídicos que puedan gestionar esas situaciones con rapidez.

Son muy recordadas las millonarias multas de la AEPD a Iberdrola, Telefónica o CaixaBank, por citar algunas, pero esto es solo la punta del iceberg.

Lo más inquietante —y lo que muchas veces no aparece en titulares— son las reclamaciones individuales. Imagina un comercio electrónico que sufre una brecha que expone datos de miles de clientes. Aunque cada persona reclame 300, 500 o 1.000 euros por daños morales, el total puede convertirse en una cifra que haría temblar a cualquier pyme.

Y la verdad es que, en este tipo de escenarios, la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes pasa de ser un concepto jurídico abstracto a convertirse en un problema real, urgente y muy costoso.

Cómo reducir o evitar la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes: mucho más que tecnología

Aunque suene extraño, la normativa no exige que las empresas sean impenetrables. Exige que sean diligentes. Es decir, que adopten medidas razonables, proporcionadas al tipo de datos que manejan y al riesgo que afrontan.

Pero… ¿Qué significa eso en el día a día? Muy sencillo: anticiparse. Revisar procesos. Documentar todo. Formar a los equipos. Mantener un mínimo orden digital. No hace falta convertir la oficina en un búnker, pero sí demostrar que la empresa se toma en serio la protección de datos. Acciones todas ellas que ayudarán a atenuar la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes en caso de un incidente de gravedad.

La responsabilidad civil por el robo de datos de clientes es, en esencia, la obligación de compensar económicamente a las personas cuyos datos personales han sido expuestos

El análisis de riesgos, por ejemplo, es uno de esos documentos que mucha gente ve como un trámite, cuando en realidad explica de forma concreta dónde están los riesgos reales del negocio. También es clave revisar a los proveedores externos, porque lo que ellos hagan mal puede recaer directamente sobre quien los contrata.

Y hay algo más, quizá lo más decisivo: tener un plan para el día en que ocurra una brecha. Porque cuando sucede, las primeras horas marcan la diferencia. El equipo de Tecnología de Lex Hoy no se cansa de repetirlo: «Una empresa que reacciona bien y rápido se coloca en una posición legal mucho más favorable que una que tarda días en entender qué ha pasado».

¿Y si ocurre? Qué debe hacer una empresa cuando detecta un robo de datos

Si un día aparece un indicio, aunque sea pequeño, de que ha habido un acceso no autorizado, lo peor que puede hacerse es mirar hacia otro lado. Hay que actuar sin pánico, pero con decisión. Evaluar lo sucedido, frenar el incidente, estudiar si debe notificarse a la AEPD y, si el riesgo es serio, informar también a los afectados. Nadie quiere recibir ese correo, pero ocultarlo solo agrava el problema y las eventualidades asociadas a la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes.

Además, es fundamental guardar pruebas técnicas, coordinarse con el departamento legal y documentar cada paso. A veces, la diferencia entre una indemnización y una simple advertencia está en demostrar que la empresa hizo lo correcto desde el primer minuto.

Conclusión: proteger datos ya no es un lujo, es prácticamente una obligación de supervivencia

Hoy, la responsabilidad civil por el robo de datos de clientes es uno de los mayores desafíos legales a los que se enfrentan empresas y autónomos. No importa si el negocio tiene veinte empleados o solo uno: todos manejan información valiosa y todos pueden sufrir un ataque.

Pero también es cierto que nunca ha sido tan fácil acceder a herramientas, formación y asesoramiento que permiten minimizar riesgos. Al final, la clave está en asumir que proteger datos ya no es solamente una cuestión técnica: es una forma de cuidar a quienes confían en nosotros y de proteger el futuro del propio negocio.

    Manuel Blanco
    Manuel Blanco
    Junto letras desde 1993. Hoy más que nunca, el mundo necesita periodismo.

    Artículos populares

    LexHoy
    Resumen de privacidad

    Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.